Los esqueletos encontrados entre los siglos XIII y VI a. C. muestran marcas de trauma severo.
Los antiguos andinos se involucraron en brutales rituales de derramamiento de sangre no letales, según los arqueólogos que excavaron un sitio ceremonial peruano.
Encontraron esqueletos de entre los siglos XIII y VI a. C., que mostraban marcas de heridas espantosas.
El sitio, conocido como Pacopampa, está ubicado a 2.500 m de altura en la sierra norte del Perú, a 70 km de la costa del Pacífico. Alguna vez fue el hogar de una sociedad compleja, basada en actividades rituales, que muestra evidencia de desigualdad socioeconómica, según un estudio publicado en la revista Plos One.
Excavaciones anteriores han revelado arquitectura ceremonial, artefactos culturales relacionados con la práctica ritual y un elaborado sistema de canales subterráneos, que pueden haber jugado un papel importante en los rituales relacionados con el agua y la producción agrícola.
Los restos óseos muestran signos de cráneos fracturados, fracturas faciales y de extremidades y articulaciones dislocadas del codo, lo que sugiere que las personas a las que pertenecían fueron agredidas repetida y violentamente con instrumentos contundentes.
Pero el equipo cree que las personas que infligieron estas heridas no tenían la intención de matar. Encontraron evidencia de que las heridas sanaron, lo que indica que las víctimas no murieron de inmediato.
El hecho de que los individuos carecieran de heridas defensivas sugirió a los investigadores que las lesiones se infligieron en condiciones controladas.
Además, debido a que los restos humanos se recuperaron de sitios de prácticas ceremoniales y hubo una distribución equitativa del trauma entre ambos sexos, es más plausible que los rituales fueran los responsables de las lesiones en lugar de otras posibles causas, como la guerra o la pena capital.
Además, el asentamiento de Pacopampa carece de arquitectura defensiva o fortificaciones, lo que sugiere que los habitantes llevaban vidas generalmente pacíficas, libres de conflictos.
A juzgar por la ausencia de bienes funerarios de lujo entre los traumatizados, lo más probable es que fueran plebeyos. En el estudio, los investigadores dicen que “la violencia en un contexto ritual puede haber contribuido al dominio sobre la gente por parte de una clase élite”.
La práctica controlada de la violencia parece estar ligada al culto a los animales depredadores en los Andes Centrales de la época. Los depredadores, especialmente los felinos, eran un ícono religioso clave, y la representación de humanos con características de animales feroces que se encuentran en el área puede haber representado la incorporación del poder natural en los humanos.
“Estas criaturas antropomórficas enfatizaron el papel visible de los miembros de alto rango del culto y ayudaron a justificar el monopolio de la élite sobre la vida, la muerte y el control socioeconómico a través del ritual”, agregaron los investigadores.
Fuente: ibtimes.co.uk